domingo, 30 de septiembre de 2012

The Reader


Y conforme voy viviendo me doy cuenta que la vida no nos enseña, nosotros aprendemos de nuestras vida y muy poco de la vida de los otros.

El día de ayer me topé con la película "The Reader", asi, sin buscarla, sin siquiera tener la intención de ver una película; desde tiempo atrás las películas con relación a la segunda guerra mundial y en especial el holocausto atraen mucho mi atención. Yo traía audifonos, escuchaba mi música; pero cuando en las imágenes empecé a ver la ambientación de esa epoca sencillamente la película me envolvió y aún más con lo que les voy a contar.

Resulta que en la película una mujer independiente con un cuerpo hermoso... con un cuerpo de una verdadera mujer, con un carácter firme, con valores arraigados, con heridas, con reservas se topa con un niño, un niño de 15 años.. y se enamoran; ella le entrega su corazón y el a ella; y ahi va el pero... pero el tiene 15 años! y como todo jóven de 15 años tiene otras experiencias que vivir y se separan, ella huye del pueblo, de la casa en la que tantas veces se demostraron amor y muchas cosas más.

Y resulta que en especial esta parte de la historia me devoró, me llevó a 4 años atrás; me transportó a la primer mujer de la que me enamoré, a la primer mujer a la que toqué, a la que besé y que se enamoró de mi.

Una mujer ya vivida, una mujer con un cuerpo de mujer, una mujer con tantas heridas, una "Hanna Schmitz" y yo... una niña miedosa, una niña quizá con mayor educación académica,  inmadura, soñadora, sin experiencias en la mochila.

Y si al inicio digo que solo aprendemos de nuestra vida y no de la de los otros es porque hasta que nos pasan las cosas entendemos cuánto mal hicimos, qué tan pálido estaba el cristal con el que veíamos y sobre todo que las cosas que vivimos nos engrandecen el alma.

Este es mi homenaje para ti Hanna Schmitz.

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